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martes, 12 de noviembre de 2013

ECOSISTEMAS DE AGUA DULCE


ECOSISTEMAS DE AGUA DULCE



El agua es otro de los grandes condicionantes de la naturaleza, no sólo por su necesaria presencia sino también porque modifica la topografía o irriga y distribuye nutrientes. En las zonas frías el agua agranda año a año las grietas, arranca piedras y causa deslizamientos producto de su congelamiento y dilatación; cuando hay nieve y avalanchas, el enorme peso es capaz de hacer desprender grandes rocas y de arrastrarlas hasta los valles.
El agua dulce no representa más que un 3% del agua total del planeta, el resto es agua salada; al principio el agua dulce es muy pura, conteniendo solo un poco de oxígeno y de monóxido de carbono absorbidos del aire; pero a medida que avanza por los ríos, va ganando primero en minerales provenientes de las rocas de su camino y luego partículas orgánicas, provenientes de las aguas de lluvia que se las arrancan a los bosques y a las praderas, o de las propias plantas que habitan en su lecho, ambas necesarias para la vida animal.
El continuo correr de las aguas de río, muchas veces turbulento, ha hecho que los animales fluviales deban adaptarse a dichas condiciones: muchas larvas han tenido que desarrollar ventosas, redes y ganchos para permanecer junto a las piedras y no estar en permanente caída hacia el mar; pero la corriente también tiene ventajas: no es necesario desplazarse para conseguir alimento, pues éste está contenido en la corriente.




Los ecosistemas de agua dulce son cuerpos de agua dulce como ríos, lagos, pantanos. Se diferencian de los ecosistemas marinos por que éstos tienen una alta concentración de sales.
 El montante, variaciones y regularidad de las aguas de un río son de gran importancia para las plantas, animales y personas que viven a lo largo de su curso. Los ecosistemas de agua dulce pueden ser clasificados en base a estas diferencias.

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